La contaminación atmosférica se define como la presencia en la atmósfera de elementos contaminantes que alteran su composición y que afectan a cualquier componente del ecosistema. Desde un punto de vista antropocéntrico la contaminación atmosférica se refiere a los contaminantes que afectan la salud o el bienestar humano. Según su origen los contaminantes se clasifican en antropogénicos, derivados de la actividad humana, o naturales, resultantes de procesos de la naturaleza, por ejemplo erupciones volcánicas o  polen en suspensión. Según su estado físico son gases como los óxidos de azufre (SOx), de nitrógeno (NOx), el monóxido de carbono (CO), los hidrocarburos y el ozono (O3) o  partículas como polvo y aerosoles.

Se consideran primarios cuando están presentes tal como fueron emitidos y secundarios, cuando se forman a partir de los primarios por una reacción química como es el caso del O3 y de los ácidos sulfúrico y nítrico. Según su tamaño, las partículas se depositan cerca o a cierta distancia de la fuente de emisión. Si son muy pequeñas pueden mantenerse suspendidas y ser transportadas a grandes distancias.

Dentro de las partículas suspendidas  se denomina “respirables” a las de un diámetro menor o igual a 10 µm (PM10) por su capacidad de introducirse en las vías respiratorias. Cuanto más pequeñas son las partículas mayor es su capacidad de penetración  en  el  árbol  respiratorio. Las  partículas finas cuyo diámetro aerodinámico es ≤ 2,5 µm alcanzan fácilmente los bronquíolos terminales y los alvéolos, desde donde pueden ser fagocitadas por los macrófagos alveolares y atravesar la barrera alvéolo-capilar para ser transportadas hacia otros órganos por la circulación sanguínea.

Las partículas pueden contener compuestos orgánicos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos  y/o  inorgánicos como sales y metales. Se han establecido “normas de calidad del aire”, que es el nivel de contaminantes aéreos sobre el cual se espera la aparición de efectos indeseables.

Es posible, con la ayuda de modelos matemáticos, calcular el alcance de una nube tóxica proveniente por ejemplo de una chimenea de una industria. Este tipo de estudios requiere de la participación de profesionales especialistas capaces de determinar el riesgo tanto de la probabilidad de ocurrencia del fenómeno como de la gravedad de la enfermedad que se pudiera dar en el receptor de este tóxico ambiental.